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Frente a mercados de telecomunicaciones móviles con varios proveedores, pero aun así excesivamente concentrados -y por ello escasamente competitivos, en detrimento de los consumidores-, los reguladores sectoriales y de competencia han aplicado diversas medidas encaminadas a "igualar el terreno de juego". Una de ellas consiste en crear una red única que opere en una frecuencia determinada pero muy eficiente, en términos de disipación y superación de barreras físicas, requiriendo por ello que los operadores, para prestar servicios a sus clientes, necesiten firmar acuerdos de uso de dicha red, cuya comercialización está sujeta a metas de concurrencia efectiva, reflejada en los precios ofertados por los operadores a los clientes finales. Un país que aún hoy refleja esa situación de dominancia patente de un operador es México, donde desde la posición aventajada del antiguo monopolio de la telefonía fija y su filial móvil, América Móvil (propiedad de Carlos Slim), con la anuencia de sucesivos gobiernos aztecas en las últimas cuatro décadas, ha disfrutado de una posición privilegiada, con notables réditos económicos.