En un entorno en el que el confinamiento por coronavirus ha provocado que numerosas personas hayan perdido su trabajo, condenando a las que eran más vulnerables a hacer colas para recoger comida a las puertas de las asociaciones de vecinos o las parroquias de las iglesias, o bien a acudir a los comedores sociales para comer caliente, por lo menos una vez al día, una encuesta sobre hábitos de consumo durante el Covid-19, realizada en abril por Aecoc, la Asociación de Fabricantes y Distribuidores, revela que el 7,5% de los hogares españoles incrementaron el desperdicio de alimentos durante el mes pasado. Un desperdicio motivado en gran medida por unas compras sobredimensionadas por el miedo a lo que pudiera pasar, y que salvo en el caso de productos no perecederos, como arroces, pastas, legumbres o aceites, ha condenado a muchos alimentos a la basura, como por ejemplo frutas, verduras y hortalizas, lo que más se tira.
Noticias de Desperdicio
Cada año, un tercio de la comida que se produce en el mundo se desperdicia. Esto supone que, a escala mundial, 1.600 millones de toneladas alimentos son desperdiciados anualmente. Esta situación tiene serias implicaciones a nivel social, económico y medioambiental. Actualmente, de acuerdo con los datos de la FAO, se calcula que 795 millones de personas sufren subalimentación y que, con tan solo una cuarta parte de las pérdidas de alimentos a nivel mundial, sería posible alimentar a 870 millones de personas. Al mismo tiempo, el desperdicio alimentario supone la pérdida de 730 millones de euros cada año y es el responsable del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Varios de los mayoristas alimentarios más importantes de México aceptaron este martes el reto de reducir el desperdicio de comida en el país con motivo del primer día mundial de Concienciación sobre la Pérdida y Desperdicio de Alimentos.
Cada año, un tercio de la comida que se produce en el mundo se desperdicia. Esto supone que, a escala mundial, 1.600 millones de toneladas alimentos son desperdiciados anualmente. Esta situación tiene serias implicaciones a nivel social, económico y medioambiental. Actualmente, de acuerdo con los datos de la FAO, se calcula que 795 millones de personas sufren subalimentación y que, con tan solo una cuarta parte de las pérdidas de alimentos a nivel mundial, sería posible alimentar a 870 millones de personas. Al mismo tiempo, el desperdicio alimentario supone la pérdida de 730 millones de euros cada año y es el responsable del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
La pandemia Covid-19 sigue dejando en evidencia nuestras vulnerabilidades. A la pérdida de millones de vidas tendremos que sumar una profunda crisis económica y social, haciendo registrar previsiblemente un incremento de la pobreza extrema en 115 millones de personas, o, lo que es peor, hambre crónica para 132 millones de personas a nivel mundial. Por ello, recubre especial importancia la lucha contra las pérdidas y los desperdicios de alimentos, así como apoyar a los pequeños productores para reducir los costes de producción y distribución, para que en suma, la comida, saludable, sea un bien asequible y disponible para todos.
(Bloomberg) - Hay algo que la persona promedio puede hacer para frenar el cambio climático, y se puede lograr sin salir de casa: no desperdiciar comida.
Phenix es una aplicación gratuita antidesperdicio que pone en relación los excedentes de comida de todo tipo de comercios con los consumidores a través de la app móvil. De este modo un usuario puede comprar comida a un precio muy reducido (según sus responsables con descuentos de hasta un 70%) en los comercios del propio barrio, como fruterías o panaderías, así como en supermercados.
La mitad de los españoles estarían dispuestos a pagar más por el menú habitual que piden a domicilio y seis de cada diez lo cambiarían si encontrasen opciones más sostenibles. Así lo atestigua una encuesta a 7.000 personas de Deliverect, compañía de gestión de pedidos online.