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BBVA vuelve a mirar a Asia cuatro años después de haber puesto fin a su fiasco chino, la alianza con Citic, que le supuso unos 1.000 millones de pérdidas. Ahora, tras haber vendido su filial de Estados Unidos y con la incertidumbre de Turquía, el grupo español pretende aprovechar las oportunidades que ofrece representa dos terceras partes del crecimiento mundial y da cobijo a casi la mitad de las multinacionales de todo el planeta.