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La reina Isabel II estaba al lado de su marido el duque de Edimburgo cuando murió después de que de jurarle que no volvería a ingresarle en el hospital. El príncipe consorte murió en su apartamento privado en el castillo de Windsor después de pasar sus últimos días con la reina, quien rápidamente descartó trasladarle a un centro sanitario tras pedírselo su marido.