- mode_comment
"No veo aquí a ninguno de mis grandes , a los que me pedían cargos y honores". Estas palabras cuentan que dijo Alfonso XIII cuando en la noche del 14 de abril de 1931 abandonaba el Palacio Real camino del exilio y sólo los empleados de la Casa Real habían acudido a despedirle. Un episodio que recordaba el pasado lunes Lucía Méndez y que refleja la sensación que debe hoy invadir a su nieto, el Rey Juan Carlos, al comprobar el silencio de tantos políticos, empresarios, partidos e instituciones que tantas veces le adularon, le consintieron, le encubrieron y se beneficiaron y lucraron de sus gestiones y de su prestigio.